Carlos Mario es un maestro de lengua castellana que decidió compartir algunas páginas de su diario para incentivar la escritura íntima y el registro del confinamiento en sus estudiantes. Él sabía que, más allá de enseñar tipologías textuales, coherencia y cohesión, debía propiciar que la lectura y la escritura habitaran el hogar de sus estudiantes para convertirse en expresión y testimonio de un periodo excepcional en sus vidas.

Así, con estudiantes de cuarto y quinto de primaria planteó dos ejercicios: los primeros, investigan en su entorno familiar para develar personajes significativos a través de documentos personales; los segundos, escriben un diario y componen un monólogo que les ayude a hablarse a sí mismos y a otros sobre la experiencia del encierro.

Los estudiantes de Carlos Mario hicieron una inmersión en sus familias y en su subjetividad. A la vez, se reconocieron entre ellos mismos al compartir experiencias y retroalimentar conjuntamente su producción escrita y/o audiovisual. Elaborar conjuntamente el conocimiento y los sentidos de una realidad inesperada, esta es la búsqueda del docente en medio de la pandemia.